LOS PADRES HISPANOS QUIEREN MÁS CONTROL SOBRE LA EDUCACIÓN DE SUS HIJOS Y EL CONGRESO DEBE ESCUCHAR

Jorge Martinez,  March 22, 2023

Cuando pensamos en el sueño americano, pensamos en oportunidades, libertad, prosperidad y gobierno autónomo. Hoy vivimos algunos de los momentos más extraordinarios y desafiantes en la historia de nuestro país, con incertidumbre en nuestro horizonte y una izquierda que busca cambiar los ideales de nuestra democracia agresivamente. En los últimos tres años, padres hispanos han visto un sinnúmero de ataques a los valores que tanto añoran, y se preocupan no solo por si los colegios educarán a sus hijos, sino también a qué los expondrán.

En gran parte debido al aprendizaje en línea durante la pandemia de COVID-19, muchas familias vieron un movimiento para adoctrinar a sus hijos con una ideología radical. Cuando los padres comenzaron a hablar abiertamente sobre los planes de estudio y la literatura disponibles en las bibliotecas de las escuelas públicas, se les llamó terroristas domésticos. Mientras tanto, las bibliotecas escolares siguen inundadas con material pornográfico y las aulas enseñan la Teoría Crítica de la Raza.

Mientras ocurría esta supuesta “educación”, se perdieron las lecciones más importantes, lo que resultó en impactos significativos y retrocesos preocupantes tanto en lectura como en matemáticas. Los resultados en matemáticas fueron devastadores ya que los estudiantes registraron los descensos más pronunciados en la Evaluación Nacional del Progreso Educativo, que se conoce como la boleta de calificaciones de la Nación. En los primeros resultados de la prueba desde que comenzó la pandemia de COVID-19, los puntajes de matemáticas de los estudiantes de octavo grado cayeron en casi todos los estados el año pasado. Lamentablemente, solo un escaso 26% de los estudiantes de octavo grado se consideró competente en matemáticas. Según un estudio realizado por la Asociación de Evaluación del Noroeste, los estudiantes hispanos de cuarto y quinto grado experimentaron disminuciones mucho mayores que sus compañeros no hispanos en matemáticas: 15% en comparación a 7%. Los puntajes de lectura también disminuyeron en más de la mitad de los estados, continuando una tendencia que ya estaba descendiendo antes de la pandemia. Los estudiantes hispanos de sexto y séptimo grado mostraron un 2% más de declive en las evaluaciones de lectura. Ningún estado mostró una mejora en la lectura, y solo uno de cada tres estudiantes cumplió con los estándares de competencia.

Los debates polémicos de hoy sobre el uso de las aulas para el activismo político, en lugar de enseñar un relato completo y preciso de la historia estadounidense, han revigorizado los llamados a una mayor participación de los padres y ciudadanos en el proceso de aprobación de planes de estudio. Desafortunadamente para nuestros estudiantes, los activistas de educación han tratado de introducir enseñanzas dañinas e imprecisas en las escuelas de nuestra nación. Al mismo tiempo, los sindicatos de docentes y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) han luchado ferozmente contra el aumento de medidas de transparencia. Esta obstrucción es directamente contraria a las preferencias de la mayoría de los estadounidenses. Cuando fueron encuestados, el 84% de las personas apoyan que padres puedan ver todos los planes y materiales de estudio.

Esto plantea una pregunta importante. ¿A que le tienen miedo los activistas a que los padres vean? La respuesta es más y más clara con el aumento en nuestras escuelas de políticas basadas en raza, y las acciones de las escuelas hablan más que palabras. A nuestros niños se les esta enseñando a ver la supremacía blanca en todas partes, se les adoctrina para creer que el fundación de los Estados Unidos se basó en el racismo, se les presenta el sexo y la identidad de género de maneras inapropiadas en su desarrollo y se les presentan otros planes de estudio que son cuestionables. Mucho de esto está sucediendo intencionalmente sin el conocimiento o consentimiento de padres. La mayoría de los estadounidenses creen que las juntas escolares no respetan el papel de los padres. Además, casi el 70% cree que las escuelas públicas han reducido los estándares en lugar de exigir más de los estudiantes, lo que ha motivado a los padres, activistas y legisladores a exigir una mayor transparencia en nuestras escuelas.

Como parte de su Compromiso con los Estados Unidos, el presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos Kevin McCarthy y otros miembros conservadores han hecho la educación una de las principales prioridades de este Congreso. Presentaron el proyecto de ley número 5, la Declaración de Derechos de Padres, que se centró en cinco pilares diseñados para empoderar a los padres y garantizar que tengan más control sobre la educación de sus hijos. Estos incluyen el derecho a saber lo que se enseña en las escuelas y ver los materiales de lectura, el derecho a ser escuchado, el derecho a ver el presupuesto y los gastos escolares, el derecho a proteger la privacidad de los niños y el derecho a estar actualizado sobre cualquier actividades violentas en las escuelas.

El Centro Nacional de Estadísticas Educativas del Departamento de Educación de los Estados Unidos predice que para el año 2030, casi el 30% de todos los estudiantes en escuelas públicas serán hispanos, aproximadamente 14 millones de niños. Cada uno de esos estudiantes merece acceso a una educación de calidad que les proporcione el conocimiento y las habilidades para asegurar una carrera exitosa y una vida plena.

Aunque la autoridad formal para aprobar los currículos de escuelas públicas recae en las juntas escolares estatales y locales, la autoridad para educar a los niños recae en los padres. Como tales, deben participar en las primeras etapas del proceso de aprobación para determinar qué se considera contenido apropiado para los planes de estudios y lecciones. Los funcionarios que tienen la autoridad para elaborar y aprobar el plan de estudios de una escuela lo hacen como administradores de la confianza del público. Los padres, a quienes las escuelas responden en última instancia, merecen saber qué se enseña y cómo se gasta el dinero que viene de sus impuestos. La resistencia a estos esfuerzos de transparencia de sentido común es otro ejemplo más que los burócratas de educación, los sindicatos de docentes y los activistas radicales que trabajan en contra de los intereses de familias estadounidenses.

Superar estos obstáculos al aumentar con éxito la transparencia educativa y la responsabilidad restaurará la confianza que nuestros niños están aprendiendo un contenido preciso y apropiado que los preparará para cuando sean adultos. El America First Policy Institute continuará educando a todos sobre las políticas públicas que crean oportunidades educativas para todas las familias. Esto significa poner a padres y estudiantes, no a burócratas, sindicatos o políticos, a cargo de educar a la próxima generación en este país.

Jorge Martínez es estratega de asuntos hispanos y portavoz del America First Policy Institute. Anteriormente se desempeñó como secretario de prensa en el Departamento de Justicia de los Estados Unidos

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